¿Qué es el estrés y cómo puedo saber si lo gestiono bien?
Actualizado: 13 jun 2019
El estrés es uno de los conceptos más utilizados en nuestra sociedad, pero curiosamente, a pesar del gran uso que se hace de este concepto estamos muy lejos de comprender realmente lo que es en realidad el estrés.

Las personas hablamos del estrés dándole una personalidad propia, creemos que es un agente externo que de por sí tiene la capacidad de generar malestar e interferir en nuestra vida, pero en realidad no es así. La verdad es que la respuesta de estrés es un mecanismo adaptativo.
Pongamos unos ejemplos:
Piensa en una situación de peligro, estás andando por la acera y de repente ves cómo un grupo de personas va increpando o agrediendo a las personas que ven en su camino, o bien observas cómo un coche se dirige descontroladamente hacia la zona en la que estas tú, o incluso podemos ponernos en la situación de tener una importante entrevista de trabajo. En estas situaciones sería fantástico poder disponer de un mecanismo que en situaciones excepcionales como las que hemos ejemplificado nos ayudara a activar de forma rápida o intensa nuestros máximos recursos. Pues bien, disponemos de ese mecanismo, y se llama respuesta de estrés.
¿Por qué aparece el estrés?
Los problemas derivados de una situación que consideramos amenazante para nuestro bienestar no viene determinado únicamente por la situación a la que nos enfrentamos, sino que es consecuencia de la valoración que hacemos nosotros de dos factores, así, si fuese una fórmula de matemáticas podríamos decir que la interferencia que produce el estrés en nuestra vida seria el resultado de restar la valoración de la gravedad del estímulo estresante, menos la valoración de nuestras capacidades y recursos para hacer frente a ese estímulo.
ESTRÉS= VALORACIÓN DE LA AMENAZA – VALORACIÓN DE LOS PROPIOS RECURSOS
De esta manera, si tenemos algún tipo de distorsión a la hora de plantear la gravedad de las situaciones, sobrestimando la amenaza de las mismas, o bien si carecemos de una autoestima saludable, menospreciando nuestros recursos para afrontar los problemas, estaremos favoreciendo la aparición del malestar.
¿Si la respuesta de estrés es adaptativa, en qué momento puedo considerar que tengo un problema derivado del mismo?
Como dijimos antes, la respuesta de estrés tiene la función de activar rápidamente recursos excepcionales para mejorar nuestra respuesta ante determinadas situaciones, esto aumenta nuestra probabilidad de éxito, pero como es lógico, supone un gasto de recursos del propio organismo que sólo es saludable si se da de manera eventual o episódica, pero si estos niveles de alerta tanto fisiológica (cambios hormonales, musculares, cardiovasculares, etc.) como psicológica (agudeza de la capacidad de percepción, memoria, emocional, etc.) se mantienen estables producen un menoscabo importante en el bienestar general de la persona.
¿Qué puedo hacer para sentirme mejor si me siento muy estresado?
No todo el mundo ante cualquier circunstancia tiene que tomar medidas al respecto, pues todo el mundo pasa por periodos de más estrés en la vida, pero si esta sensación se vuelve crónica o empieza a afectar en el ánimo y la vida de quien lo sufre, la mejor recomendación es que acuda a un profesional de la psicología que evalúe cuáles son las circunstancias específicas de cada persona que contribuyen a este malestar, y en función de las necesidades, ayudar al desarrollo de herramientas para afrontar esta situación.
Muchas personas eligen la opción de la medicación para hacer frente a este problema, el problema es que este tipo de solución no es recomendable para la gran mayoría de personas por varios motivos:
Los psicofármacos son sustancias muy fuertes que producen cambios químicos en el cerebro, alterando su funcionamiento normal y esto lleva asociado en prácticamente todos los casos el desarrollo de efectos secundarios importantes.
Generan un alto nivel de adicción y tolerancia, al igual que sucede con el consumo de las drogas ilegales.
Son, si se toman como única vía de tratamiento, un modo de evitar el afrontar el problema, un parche para los síntomas, que solo son una manifestación de que algunos procesos psicológicos no están funcionando de manera saludable. Por tanto, una vez dejen de tomarse, los índices de recaída del problema son más altos que mediante una terapia psicológica.